
Cuando la calle llamaba, te escuchaba y me decía.
Cuando la noche sonaba, me asomaba en silencio y callaba.
Cuando el día despertaba y el gayo cantaba, la luz de la luna tus pasos cubrían.
A tu verita me conducía, cuando el sol a lo alto cubría.
El sendero que yo seguiría a la verita tuya te contemplaría.
Dime altanera belleza, que mi canto a ti te sigue