
Déjame estar contigo’:
«Déjame que en el andén de tu hermosura / detenga para siempre mi camino. / Deja que sea tu puerto mi destino / y quemaré mis naves con premura. / Deja que tu horizonte sea mi altura,/ y manantial tu pecho cristalino/ donde calme mi sed de peregrino,/ aunque me ciegue el sol de tu blancura. / No quiero otro horizonte ni otra orilla. / No quiero beber agua de otra fuente, ni navegar sin Ti por otros mares. / Sólo quiero quedarme eternamente / contigo, y, en silencio, mis pesares / apagar con un beso en tu mejilla».
Federico Rodríguez Ratia ha sido sacerdote –su más preciado título– párroco, profesor, canónigo y poeta